28/4/08

Mis ahoras en Ginebra



Hoy he salido del trabajo dos horas más tarde de lo previsto. Y sigo pensando que debería haberme quedado un poco más. Aún retengo el olor a archivo envuelto en polvo. He estado ojeando unas revistas de arte francesas en los estantes de la bodega del Museo de Etnografía que abordaban desde el Dadaísmo hasta Les Fauvres. Pensaba que con este nuevo trabajo de catalogación de la Biblioteca del Museo iba a tener más tiempo para hacer otras cosas y me doy cuenta que sucede al revés. Sí, tengo más tiempo pero me lo paso en la buhardilla del Museo rastreando publicaciones originarias de todo el planeta. Trabajar y descansar al mismo tiempo. La semana pasada me propusieron catalogar cuatro fondos editoriales sobre América Latina que yacen en los estantes desclasificados del Museo desde hace unos meses. Los lectoblogs entienden que por eso mengua la media de textos publicados en mi blog por el número de semanas que continúan pasando. La labor es hermosa, el tiempo para hacerlo es el que se necesite, según me han dicho. Hoy casi me ahorco con unos cordeles olvidados en la sala antigua de la Biblioteca que solían utilizar los amantes de la literatura de cordel. A mis amigos -ólogos les emplazo a la certidumbre de obtener una respuesta si estuviera en mis manos, o en los estantes de la Biblioteca.
Un hasta que el placer lo permita.
Pronto

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